Estudiar y trabajar es casi como tener dos trabajos. Ambas actividades llevan mucho tiempo y son desgastantes para nuestro cuerpo.
Por eso hoy vamos a ver algunos tips para llevarlo de la mejor manera; tratando de no descuidar las demás áreas de nuestra vida.
Como siempre, nuestros consejos apuntan a tener una vida tranquila y no a quemarse la mente con mil actividades.
Aclarado esto, vamos:
1. Objetivos realistas
¿Cuántas horas a la semana tenés disponibles para dedicarle al estudio? 🤔
Para pensar esto, agarrá una hoja en blanco y trazá tus horarios fijos, con todas tus actividades recurrentes. Eso te va a permitir ver REALMENTE y de forma visual cuánto tiempo disponible tenés para estudiar.
Esto es muy importante porque es más conveniente anotarse en menos materias y llevarlas al día, que tener la agenda abarrotada y vivir a las corridas.
Básicamente, tiene que haber tiempo para:
👉 Trabajar 👉 Cursar 👉 Estudiar 👉 Dormir 7-8hs por día 👉 Relajar la mente (ya sea con actividad física, lectura, salir a divertirte, etc.) 👉 Y también para las demás responsabilidades que tengas: tratamientos, cuidar de alguien, las tareas de la casa, etc.
2. Organización cotidiana
Estás manejando muchas variables y la idea es sostener ese ecosistema de responsabilidades en equilibrio.
Ninguna actividad va a funcionar bien sin la otra: si no dormís lo suficiente, no vas a absorber conocimientos. Si solo te focalizás en el estudio, vas a descuidar tus afectos o tu salud. Y así podemos poner muchos ejemplos más.
Por eso, la clave es tener principalmente una buena PLANIFICACIÓN SEMANAL (que incluya todas tus actividades con horarios y también tus tareas) y usar un CALENDARIO MENSUAL para anotar todas tus fechas importantes 🗓
3. Comunicación
Hablá con tus empleadores o compañeros de trabajo sobre tu situación. Si una cursada te toca en un horario de trabajo, quizás puedan llegar a un acuerdo: salís más temprano un día pero te quedás hasta más tarde otro. No siempre es posible, pero conversar y negociar puede servir un montón.
Además, en Argentina, por ley, te corresponden 10 días de estudio al año. Si tenés la posibilidad de pedirlos, aprovechá. Podés mirar la ley acá.
4. Espacio
Al estudiar y trabajar tenemos muy poco tiempo disponible y tenemos que tratar de aprovecharlo al máximo. Si tenés un buen espacio de estudio, te vas a concentrar con más facilidad y vas a optimizar mucho la tarea.
La clave es tratar de tener una buena silla, un lugar fijo, luminoso, que te resulte cómodo y sin mucha contaminación visual. Si en tu casa se te dificulta, podés probar en alguna biblioteca o en un aula vacía.
Si tu espacio es incómodo, invertir en mejorar tu espacio de estudio puede hacer una gran diferencia y vale mucho la pena.
5. Técnicas de estudio
Ya dijimos que tenemos que optimizar los tiempos. Para eso, nada mejor que afilar tu método de estudio 📝
Hay muchas técnicas de estudio que no nos enseñaron en el colegio. Por ejemplo, la práctica de hacer autoevaluaciones o la repetición espaciada.
Invertir tiempo en aprender técnicas de estudio que se ajusten a tu singularidad, va a hacer que estudiar sea una práctica mucho más amena, eficiente y fluida para vos.
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Estudiar y trabajar es un enorme desafío. Sabemos que la mayoría de las veces el trabajo es una actividad que no podemos recortar: es una necesidad. Por eso, no te culpes si sentís que avanzás lento con tus estudios. Lo importante es aprender a largo plazo; el ritmo será distinto para cada persona.
Si te gustaron los tips, podés pasarte a mirar todas las herramientas que diseñamos para que estudiar sea algo más fácil y placentero haciendo click acá
¿Qué agregarías como tip número 6 para las personas que estudian y trabajan al mismo tiempo?
Contanos!
4 tips de finanzas para simples mortales
💸 Tickets, boletas, débitos, créditos…
💸 Inflación, incertidumbre, deudas…
¿Qué me estás diciendo situación económica actual? ¿Que ahorre? ¿Que anote qué? 🥵
👉 Lo que te dice es que empieces por REGISTRAR tus gastos.
Si vivís en Argentina ya lo sabés: todos los días nos encontramos con nuevos precios en la góndola, nuevas medidas económicas, nuevos ministros, y la lista sigue.
Pero hay algo sobre lo que sí podemos tener mayor certeza:
• ¿Cuáles son mis ingresos?
• ¿Cuánto necesito para vivir?
• ¿Cuánto tengo disponible para gastar en las pavadas que me gustan (que son tan necesarias para sobrevivir psicológicamente)?
A la hora de organizarnos, lo más importante es hacernos preguntas. Cada quien tiene su economía personal: sus prioridades y sus métodos. Pero, como regla general, conocer a fondo nuestras finanzas personales nos pueden salvar de:
❌ No llegar a fin de mes
❌ Tener deudas
❌ Privarnos de las cositas que más nos gustan
Veamos algunos consejos para evitar esas situaciones…
1. Anotá tus gastos
Podés usar una libreta, excel o alguna app. En el Pragma Planner tenemos una planilla a principio de cada mes donde podés registrarlos. Pero ojo, también tenemos una planilla GRATUITA para que lo hagas y la podés encontrar acá.
La idea de adquirir este hábito es obtener una radiografía de nuestra manera de gastar. Una vez que podamos verla, vamos a poder aplicar las modificaciones necesarias.
Con toda esa información, ya podemos empezar a hacernos ciertas preguntas: ¿Cuáles son los gastos que me dan mayor satisfacción? ¿Cuáles son los que podría evitar?
El mejor momento para empezar es a principios de mes y, para pasar a los siguientes puntos, va a ser necesario que te tomes el trabajo de registrar TODOS tus gastos durante un mes entero.
Por eso, es indispensable que primero consigas una herramienta que te resulte práctica para anotar y que esté al alcance de tu mano.
2. Identificá tus gastos fijos y tus gastos variables
Ya registraste tus gastos durante un mes. Ahora vamos a analizarlos y a clasificarlos por categorías.
Por un lado, distinguir los sí o sí de cada mes: alquiler, las cuentas de los servicios, etc.
Por el otro, los que van variando: supermercado, salidas, ropa, regalos, arreglos de tu casa o lo que se te ocurra!
En Argentina sabemos que casi todo gasto es variable debido a la inflación. Sin embargo, podemos pensar: ¿cuánto gasto aproximadamente en comida por semana? ¿y cuánto en transporte? Esto te va a servir posteriormente para reservar la plata necesaria.
Lo importante es saber cuánto necesitás para vivir, porque eso te va a permitir pasar al siguiente punto.
3. Ponete objetivos
Acá la clave es conectar tanto con tus deseos como con tus necesidades. ¿Qué es lo que más te preocupa? ¿Ahorrar, pagar una deuda?
En cualquier caso, lo importante va a ser trazar el plan de acción para lograr tu objetivo. Conociendo tus gastos, vas a poder ver efectivamente CUÁNTO DINERO podés destinar por mes a esos objetivos y en CUÁNTO TIEMPO es realista lograrlo.
Si debés $1000 pero solo te sobran $200 por mes, no queda otra que desendeudarse en un plazo de 5 meses. Entiendo que esto puede llegar a preocuparte, pero saber que estás llevando a cabo un plan te va a dejar mucho más tranqui.
4. Separá desde el principio
Una vez que ya sabés lo que sí o sí tenés que pagar, podés separar el dinero necesario: pagar enseguida el alquiler, sacarte de encima las boletas de servicios, la cuota de un crédito y reservar lo que vas a usar para tus necesidades básicas: alimento, higiene, transporte, etc.
De esa manera, vas a tener un panorama más despejado: ya podés darte tus gustos conscientemente, guardar plata en tu “alcancía”, invertir, comprar divisas o lo que sea que estés procurando.
Para los más previsores: reservar para gastos inesperados siempre es muy útil. Si a fin de mes no tuviste que usarlo, ¡tenés un extra! Es como encontrar plata en el bolsillo de un jean.
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Ahora que ya tenemos un método, lo que queda es sentarse, anotar e ir probando. El objetivo de hacer este ejercicio es sentirnos más tranquilos y reducir la incertidumbre.
Ya sé, es trillado: pero la información es poder. El simple hecho de registrar tus gastos puede cambiar tu situación por completo.
Ahora queremos que nos cuentes…
¿Cuáles son los gastos que más te preocupan mes a mes?
¿Qué compra venís aplazando pero no querés quedarte con las ganas de hacerla?
4 tips para EMPEZAR el CUATRIMESTRE
El comienzo del cuatrimestre es un momento que hay que aprovechar. Si empezás a estudiar recién a mitad del cuatrimestre, vas a terminar con materias atrasadas y estudiando en jornadas maratónicas y extenuantes.
Por eso, hoy tenemos algunos consejos para abordar un cuatrimestre de forma tranquila: sin prisa pero sin pausa. La idea es generarse una rutina realista y práctica y que no sacrifiques tu tiempo libre ni tus demás actividades.
Empezamos:
👉 1. Conseguir los materiales
Nada peor que llegar a una fecha de parcial y que te falten textos. Lo mejor es aprovechar y conseguir todos los materiales al principio de la cursada.
De esta manera ya podés ir viendo la extensión de los materiales y hasta podés ir dividiéndolos en partes.
Materiales aplica a todo: armate tu cartuchera completa y tus cuadernos para cada materia.
La idea es tener TODO A MANO, tanto las herramientas como el contenido.
👉 2. Contacto con compañeros y docentes
Tus compañerxs pueden ser tus grandes aliados de la cursada. Si ya conocés gente, buenísimo. Pero si no conocés a nadie, no tengas vergüenza de acercarte y ponerte en contacto.
Pueden armar un grupo de chat para mantenerse al día de las cuestiones de la materia: para reponer contenido si faltás, para enterarte de información importante o para manejarte si sucede algún imprevisto.
Pueden incluso reunirse o hacer videollamadas para repasar juntxs los temas para los parciales o finales. Estudiar en grupo puede llegar a ser una MUY buena opción.
Con respecto a los profesores, siempre es útil tener a mano su mail para hacer cualquier consulta. De todos modos, el mejor momento para aprovechar es la clase en sí misma. A mí me daba un poco de vergüenza hablar en clase, pero si tenés una duda puntual es lo más útil que podés hacer.
👉 3. Materias al día
Si querés eliminar las jornadas maratónicas de estudio, llevar las materias al día es lo único que te puede salvar. Se trata de estudiar un poco todos los días y de exprimir al máximo los momentos de cursada. Para esto, la clave es:
🗝 Tratar de no faltar. En caso de que no puedas ir, tratá de consultarle a alguien lo que se vio en la clase y si hay alguna novedad.
🗝 Prestar atención en clase, hacer preguntas y tomar apuntes con tus propias palabras.
🗝 Leer para cada clase el texto que fue asignado. En general, al final de cada clase te dicen con qué texto van a trabajar en la siguiente. Es muy importante que llegues a la clase con ese texto leído. De esa manera, ya vas a estar en tema y vas a absorber mucho más rápido todo lo que diga el profesor. Esta técnica ahorra tiempo y esfuerzo, creeme.
🗝 Antes de cada clase, repasá tus apuntes de la clase anterior. El repaso es algo que conviene hacer de forma sostenida durante todo el cuatrimestre y no solamente antes del examen. Mientras más veces puedas pasar por el mismo contenido, mejor.
👉 4. Planificar
Para llevar las materias al día, la clave es planificar. Ya no se trata de reservar 2 días enteros para el estudio justo antes del parcial.
Se trata de incorporarlo a tu vida y tus rutinas cotidianas. Por lo tanto, si no te organizás un poco, se puede llegar a complicar.
Algunos tips para que te planifiques:
📌 Usá un calendario para anotar todas las fechas importantes (exámenes, entregas, inscripciones, trámites, etc.).
📌 Usá una grilla de horarios semanales para tus horarios fijos.
📌 Usá un planner para anotar todas las microtareas que componen el estudio: leer, resumir, repasar, comprar materiales, etc.
📌 Ponete objetivos simples y realistas y armá tus horarios en base a eso.
¿Vos qué trucos tenés para llevar tus materias al día?
7 tips para VOLVER A LA RUTINA
Volvés de las vacaciones, se termina el verano y vos tipo…
👉 Expectativa: tengo todas las pilas recargadas, voy a liquidar mis pendientes y plasmar las mil ideas nuevas que tengo en mi cabeza. Empiezo mañana, retomo toda mi rutina y no me para nadie.
👉 Realidad: ¿por dónde empiezo? Tengo que trabajar y me tengo que poner al día, la heladera sigue vacía y ni terminé de desarmar el bolso. Solamente quiero dormir. ¿Cómo hacía para sostener toda esa vida?
Eso me pasó a mí este verano, quizás a vos te pasó lo mismo…
Lo bueno de esta situación es que pude desconectarme y descansar. Lo malo es que volver a arrancar siempre es difícil y juega mucho la culpa y la autoexigencia.
Querés hacer todo de golpe, te frustrás, te da culpa y HOLA desmotivación 🤷♀️
Por eso, veamos algunos tips para volver a la rutina de forma paulatina y sin sobresaltos:
✨ 1. Seamos realistas
Volver a la rutina implica volver a poner en eje distintas actividades y no se puede hacer todo al mismo tiempo.
Siempre lo decimos, los hábitos se construyen muy de a poquito. Lo mismo hay que hacer para retomar los que ya tenías. Por supuesto que no estás empezando desde cero y no te va a costar tanto como la primera vez…
Pero la clave sigue siendo IR DE A POCO.
✨ 2. Pensá las diferentes áreas que tenés que reactivar
Por ejemplo: alimentación, descanso, actividad física, estudio, trabajo, lecturas, etc.
Pensá en todas las actividades que solías hacer antes de desconectarte.
✨ 3. Priorizá
¿Cuántas son las áreas tenés que reactivar? ¿Vas a reactivar todas de forma simultánea? ¿O tenés algo urgente?
Por ejemplo, si tenés un examen por supuesto que estudiar es una prioridad.
También pensá… ¿Qué es lo que te da más energía?
El descanso, por supuesto, pero también puede ser cualquier actividad física o lúdica.
Si te está costando activar, priorizá aquellas actividades que sabés que te dan energía y empezá por ahí 💪
✨ 4. Ponete objetivos simples y amables con vos mismx
Veamos algunos ejemplos:
👉 Descanso
Objetivo: dormirme más temprano
Para eso lo más probable es que tengas que modificar tu horario de forma gradual. Si te estás durmiendo a la 1 de la mañana, es difícil que puedas dormirte al día siguiente a las 22. Podés probar corriendo media hora por día hasta llegar a tu horario habitual.
👉 Alimentación
Objetivo: volver a comer comida casera
Probablemente haya que empezar haciendo una lista de todo lo que falta, hacer una compra grande, planificar una jornada de producción para freezar o armar un menú semanal. Pero la clave es empezar de a poco, los primeros días podés intercalar comida comprada con comida casera.
👉 Actividad física
Objetivo: retomar ejercicios
Si durante el verano colgaste tu actividad física como yo, quizás te convenga retomar pero con la mitad de la intensidad, por ejemplo. Si entrenaba 4 veces por semana, lo voy a hacer solamente 2 días y los otros solamente haré unos ejercicios de elongación.
👉 Estudio
Objetivo: entrar en calor con las lecturas
Podés empezar revisando tus últimos apuntes, hacer un resumen de un texto que ya tenías leído, repasar uno que te haya gustado. Empezá por lo que te resulte más motivador para recuperar un poco el ritmo.
👉 Trabajo
Objetivo: ponerme al día
Revisar los mails, ponerte al día con tus colegas, revisar lo último que hiciste, mirar tu planner de las últimas semanas que trabajaste. Con todo eso podés planificar tus próximas semanas. Acordate que planificar hace mucho más fácil pasar a la acción!
✨ 5. Sé flexible
Si te propusiste arrancar con actividad física y notás que te está costando mucho, dejalo para más adelante. No te trabes con tus objetivos, son una guía nada más. Puede llevarte varias semanas volver a entrar en ritmo: por favor, permititelo.
✨ 6. Trabajá por intervalos cortos de tiempo
Cuando perdés ritmo, suele pasar que también perdés capacidad de concentración. Si antes trabajabas en bloques de 45 minutos, podés probar bloques de 20.
¡La concentración también se entrena!
✨ 7. No abandones el ocio
Parece un chiste porque estamos hablando de retomar la rutina. Pero el ocio también debería estar en nuestra rutina y es algo que nos da energía, motivación y creatividad.
¡No lo abandones!
¿Qué tip agregarías para volver a la rutina SIN SOBRESALTOS?
Dejalo en comentarios 🤗👇
Cómo prepararse para un EXAMEN
¿Viste el estereotipo del estudiante que se pasa la noche en vela estudiando, con litros de café?
Bueno, si lo que te interesa es aprender bien y sin sacrificar tu salud mental: hay que hacer TODO LO CONTRARIO.
Hoy vamos a ver algunas recomendaciones para prepararse para un examen con la menor cantidad de estrés posible. Para esto, lo más importante es siempre EMPEZAR CON TIEMPO. No hay vuelta que darle.
¿Empezamos?
1. Trabajá sobre la ANSIEDAD
¿Acaso existe alguien que no sienta nervios antes de rendir? No lo creo…
Los nervios previos a un examen tienen que ver, en general, con MIEDO.
Miedo al fracaso, miedo porque desconocés la magnitud del contenido para estudiar, miedo a no llegar con todo, etc.
Para amortiguar esos miedos, la clave es PLANIFICAR para sentirte más en control de la situación. Eso lo vamos a ver en el siguiente punto.
Pero también hay otros factores que incrementan la ansiedad y en el podio están: COMER Y DORMIR MAL.
Cuando dormís poco y comes mal (o directamente te salteas comidas), estás más irritable y perdés capacidad de concentración.
No descuides este punto. Descansá, dormí 8hs, comé variado y no te saltees comidas. Ah, ¡y dedicate tiempo de ocio también!
NO SOS UNA MÁQUINA. Para estudiar y absorber conocimientos, tu cuerpo tiene que estar relajado y con energía.
2. Conseguí el PROGRAMA
El primerísimo de todos los pasos antes de rendir un examen es conseguir el programa. No podés planificar el estudio de una materia si no sabés bien qué textos la componen ni cuántos son con total seguridad.
El programa se va a transformar en una lista de tareas espectacular para todo tu proceso de estudio. Lo vas a tener siempre con vos, a tu lado, en tu mesa de trabajo junto con tus apuntes, tu planner, tu lapicera y resaltadores.
Además, a medida que vayas repasando cada texto, le vas dando tick a cada texto ya leído. Tachar tareas siempre es gratificante y da mucha motivación para seguir. Aprovechalo.
Antes de empezar a planificar, fijate qué textos te falta conseguir y cuáles te falta leer o resumir.
3. Planificá tus jornadas
👉 ¿Cuántos días faltan para el examen? Esta información es clave para organizar tus días.
Considerá que el último día NO es para estudiar y que los 2 días anteriores deberían ser únicamente para repaso.
Ya sabés, entonces, cuántos días disponibles tenés para ESTUDIAR.
Estudiar consta de distintas etapas y vas a tener que volver sobre los materiales varias veces. Tenés, por ejemplo: la primera lectura, la segunda lectura, el resumen y los repasos.
👉 ¿Qué tareas de esas te faltan para cada texto o unidad?
Por ejemplo, quizás tenés que:
Leer 15 textos, resumir 8 y repasar todos los textos.
¿Cuántas tareas como esas tenés?
📌 Anotalas todas en un papel para empezar a planificar. Este va a ser tu BORRADOR.
👉 Distribuí las diferentes tareas en los días que tenés disponibles. Tratá de armar jornadas equilibradas, es decir: no te pongas días de estudio agresivos y días sin estudiar nada.
Lo mejor es estudiar un poco cada día y hacer jornadas más cortas, que no te quemen.
✨ Tip: armá las jornadas intercalando diferentes actividades, por ejemplo: mezclá la lectura de un texto con repasar el que resumiste el día anterior.
El objetivo es mezclar actividades poco dinámicas con algunas más dinámicas para mantener más tiempo el foco.
También tené en cuenta que todos los días conviene repasar un poco lo que estuviste estudiando el día anterior. No dejes TODO el repaso para los últimos días. Recordá que el conocimiento se absorbe por repetición.
4. Agendá
Ya sabés, más o menos, qué tenés que hacer cada día: ahora es momento de plasmarlo de forma prolija.
Armate una grilla o podés ver y conseguir nuestros Planners estudiantiles acá.
Sentarse a estudiar genera mucha resistencia, por eso es importantísimo que te dejes anotadas las tareas de cada jornada.
Hay que transformar al momento de arrancar a estudiar en algo muy simple. Hacetela lo más fácil que puedas.
La idea es que no te tengas que poner a pensar qué vas a hacer, sino que empieces con determinación.
Al cierre de cada jornada, tomate 10 minutos para revisar tu planificación del día siguiente y hacer los ajustes que sean necesarios.
5. Armate una rutina o un ritual gratificante
Lo bueno de armarse una rutina es que a los pocos días te acostumbrás y, por lo tanto, cada vez te va a costar menos arrancar a estudiar.
Te doy un ejemplo de rutina:
Despertarte a las 9, elongar 5 minutos mientras escuchás una canción, preparar el café mientras armás tu mesa de trabajo y después sentarte a estudiar. Comer algo rico en los recreos y terminar la jornada con una ducha con música.
Otra:
Volvés de entrenar, comés algo, te bañás, preparás un café mientras armas tu mesa de trabajo y después te sentás a estudiar. Comés algo rico en los recreos y lo cerrás con una siesta de 15 minutos.
Vas a pasar muchas horas en la silla, lo mejor que podés hacer es tratar de volverlo una experiencia agradable.
Poné lindo tu escritorio, tené a mano siempre agua y algo rico para picar. Mezclalo con actividades que te gusten.
Contame en los comentarios qué rutina linda y agradable te armarías vos! 😊
Si te gustaron los tips…
Todo lo que te contamos acá es un pequeño resumen de una partecita de nuestro ebook Estudiar sin sufrir. Ahí te explicamos un método de estudio completo. Desde los hábitos necesarios para llevar materias al día, cómo planificar tus meses y jornadas y cómo prepararte para distintos tipos de exámenes.
3 pasos para organizar EL AÑO
Para muchas personas el año organizativo empieza en enero. Para otras, al comienzo del ciclo lectivo.
Pero en este caso da igual: hoy te vamos a compartir diferentes técnicas para que puedas planificar un año entero, es decir, una planificación a mediano plazo.
¿Por qué planificar y ponerte objetivos para el año?
Es muy simple: si no nos ponemos objetivos, terminamos todos los días apagando los distintos focos de incendio de nuestra cotidianeidad.
En otras palabras, terminás siempre ocupándote de lo URGENTE y no de lo que es IMPORTANTE para VOS.
No se trata de hacer una planificación para cumplir a rajatabla. Se trata de diseñar una hoja de ruta para volver a mirar y reajustar todos los meses.
Es una buena forma de garantizarte que te estás moviendo hacia la dirección que querés y necesitás.
¿Empezamos?
🎯 1. Recolectá información
Es difícil armar un plan sobre la nada. Lo ideal es recurrir a nuestros planners y agendas del año pasado para extraer información valiosa.
Si estás recién empezando a organizarte y no tenés ningún material, podés hacer un BRAINSTORMING: tomate 15’ con una hoja en blanco y anotá todo aquello que quieras hacer o modificar.
Vale anotar CUALQUIER cosa, lo importante es escribirlo rápido y sin pensar para vaciar tu mente. Después de hacer esto, dejalo en algún lugar visible de tu casa para poder agregar información durante un par de días más. Cuando tengas una lista más o menos considerable, seguí con los siguientes pasos.
Si ya tenés material organizativo para revisar, podés mirar:
👉 Tu plan anual del año pasado👉 Tus objetivos a largo plazo (3 a 5 años)👉 Tu lista de tareas pendientes o “para algún día”👉 Tus objetivos y balances mensuales del año pasado
Todo eso te va a servir no solo para extraer información, sino para inspirarte. Creeme que ponerte en contacto con toda esa data te va a dar un montón de ideas.
También es muy importante que prestes atención a tus compromisos del año. Por ejemplo tus estudios, horarios laborales, fechas de vacaciones, etc.
🎯 2. Fijá 3 grandes objetivos
En base a todo lo que estuviste viendo y revisando, hacé una lista (así nomás, de forma desordenada) de todo aquello que te gustaría encarar este año. Pueden ser 20, 25, 30, no importa.
Luego agrupalas por categoría. Por ejemplo, juntá las que estén relacionadas a tus objetivos laborales, a arreglos en tu casa, a tu actividad deportiva o lúdica, etc.
Ahora, a partir de todo esto, ya podés fijar los 3 grandes objetivos que vas a tener en el año.
Por ejemplo, podrían ser: Llegar a correr el doble de kilómetros, aprobar 6 materias de la facultad y transformar la cocina de mi casa.
🎯 3. Desglosá esos objetivos en objetivos más pequeños.
Los grandes objetivos se cumplen por etapas y están llenos de mini-tareas. Si no los desglosás, van a terminar quedando como intenciones.
Veamos ejemplos:
👉 Si querés aprobar 6 materias, probablemente tengas que: inscribirte, organizar los horarios de las cursadas, decidir y planificar la cantidad de horas de estudio al mes, comprar materiales, etc.
👉 Si querés transformar tu cocina, podrías: diseñar los cambios, tomar medidas, comprar pintura, pintar, poner estantes, comprar una mesa, etc.
👉 Si lo que querés es correr el doble de kilómetros, quizás precises: comprarte zapatillas nuevas, conseguir un reloj para medir distancias, aumentar 1 kilómetro por mes, etc.
Una vez que termines estos 3 pasos, lo ideal sería fijar recordatorios mensuales para volver a mirar esta planificación anual. Así, cada mes te podés fijar si venís avanzando y diseñar tu mes siguiente de forma alineada a tus objetivos.
Contanos, ¿agregarías algún otro paso?
5 pasos para una revisión semanal
La revisión semanal es un tiempo que dedicamos a:
👉 Frenar para cobrar perspectiva y ver el estado de nuestras tareas 👉 Ponernos al día con nuestras notas sueltas 👉 Llevar registro de nuestros pendientes 👉 Ordenar las prioridades de la semana siguiente
¿Cuándo la hacemos? 🤔
El mundo en el que vivimos privilegia la acción y la velocidad, por eso, tenemos que hacernos lugar para frenar “a machetazos” 🙅♀️
Lo ideal es transformarlo en un hábito y, para eso, lo más recomendable es hacerlo siempre el mismo día de la semana.
Esto será relativo, pero en general conviene hacerlo el último día de la semana en el que te ingresan nuevas tareas. En mi caso, por ejemplo, es el viernes (ya que no suelo trabajar los fines de semana).
Cada viernes, al finalizar la jornada, me siento a revisar la semana y planificar la siguiente. Me sirve porque todavía tengo muy fresca toda la información de la semana.
Pero ojo, priorizá que sea un momento del día en el que estés tranqui y te puedas realmente concentrar durante 10 minutos. Quizás los sábados o domingos sean perfectos para esto.
¿Cómo hacemos la revisión semanal?
📌 1. Juntá la información
El primer paso es reunir todos los materiales: tu calendario, planner, papelitos sueltos, notas en el celular, información que tengas en apps, etc.
¿Qué información importante hay en ellos?
📌 2. Vaciá tu mente
Ya te empapaste con algunas tareas, ahora es el momento en el que se te empiezan a ocurrir otras cosas.
Anota todo lo que se te cruce, no importa que sea un poco random o para el futuro. Si no está registrado en ningún soporte, el momento de anotarlo es ahora.
📌 3. Revisá tu agenda de la semana pasada
¿Qué tareas terminaste? ¿Cuáles quedaron pendientes?
Para aquellas que estén a mitad de camino, tomate el trabajo de desglosarla en pasos o por lo menos dejate anotada la siguiente acción necesaria para retomarla.
📌 4. Revisá tu agenda para la semana que viene
Este es el momento de mirar tu calendario y tu lista de tareas del mes para:
👉 Ver si tenés compromisos o fechas importantes esta semana. 👉 Ver si podés abarcar (en base a tus pendientes) algunas de las tareas que tenías estipuladas para este mes.
📌 5. Ordená las prioridades
En base a tus compromisos, tus tareas y los pendientes, ya podés armar tu cronograma de la semana.
Acá se trata de armar el rompecabezas de la forma más eficiente posible: agrupar tareas similares para el mismo día, optimizar las salidas y los traslados, etc.
Todo aquello que no selecciones como prioridad para esta semana, que quede registrado en algún lado. ¡No pierdas la información!
Podés armar una lista de “tareas a futuro” para dejar depositadas ahí todas las ideas que se te cruzan. Si nunca hiciste ese tipo de lista, acá te contamos cómo podés empezar a usar una.
📌 6. Bonus track
Recordá siempre dejar espacios libres en tu agenda. Todo el tiempo surgen imprevistos y, además, el tiempo de ocio es muy importante (de hecho, si lo incluís en tu planificación: mejor).
Cuidado porque una semana sobreplanificada te puede llevar a frustrarte de antemano 😱
Vos, ¿hacés revisión semanal? ¿Qué momento de la semana elegís para hacerla?
9 pequeñas cosas que te cambian la vida
Las pequeñas cosas pueden marcar una diferencia enorme.
La mayoría de los grandes cambios en nuestra vida, son el resultado de pequeños cambios repetidos en el tiempo (hábitos, ¿te suena? 😝)
Por eso, hoy vamos a ver algunas prácticas y hábitos muy sencillos que, acumulados y repetidos en el tiempo, pueden realmente TRANSFORMAR tu vida cotidiana 👇
🎯 1. Tomate RECREOS
A veces pensamos que frenar es procrastinar. No necesariamente.
La capacidad de concentración de los seres humanos es realmente muy escasa.
Si te forzás a trabajar muchas horas seguidas, lo único que vas a terminar haciendo es trabajar pero con bajo rendimiento.
Las pausas te permiten recargar energías para poder volver a entrar en ritmo.
Tomatelas como una parte indispensable de tu trabajo.
🎯 2. Identificá tus momentos del día con MAYOR ENERGÍA
Hay personas que son Alondras (les gusta despertarse al alba), otras que son Búhos (son activas a la noche) y están los Colibríes (es un punto medio, pero son personas principalmente diurnas).
¿Con cuál te identificás más?
Seas el animal que seas, lo importante es identificarlo para ubicar las tareas más complejas o engorrosas en tus momentos de mayor energía.
Aquellas tareas más fáciles o mecánicas, ubicalas en tus momentos de menor energía.
🎯 3. Dividí tus tareas GRANDES en acciones bien PEQUEÑAS
Desglosá lo máximo que puedas y solo focalizate en los pequeños pasos.
Lo importante no es terminar rápido, sino avanzar un poco cada día.
🎯 4. Empezá tu jornada con la tarea más DESAGRADABLE
Si hacés tu peor tarea al principio de la mañana, ¡el resto del día solamente puede mejorar!
Es una enseñanza de Brian Tracy, en su libro “Tráguese ese sapo”.
🎯 5. Silenciá las notificaciones del celular
Por defecto, cada aplicación que te descargás intentará enviarte notificaciones.
Lo ideal sería silenciarlas a todas y/o mantener activas solamente a las más importantes.
Considerá trabajar con el celular en silencio. Se puede configurar para que solamente te suenen las llamadas (por si hay alguna urgencia).
🎯 6. Hacé revisiones SEMANALES
Reservate un momento tranquilo cada semana para reorganizarte.
Fijate qué te quedó pendiente
Mirá tus notas
Chequeá tu calendario para ver tus próximos eventos.
Tratá de empezar la semana liquidando las tareas postergadas. Sacarte algo de encima siempre es liberador.
🎯 7. Chau MULTITASKING
Nuestro cerebro no es capaz de hacer 2 cosas a la vez.
Lleva más tiempo completar 2 tareas de forma simultánea que hacerlas por separado.
¡Probalo y vas a ver!
🎯 8. Trabajá por BLOQUES de tiempo
Armalos según tus momentos de mayor o menor energía.
Por ejemplo: si tenés más energía a la mañana, podés empezar el día con bloques de 45 minutos y a la tarde trabajar con bloques de 20 o 25 minutos.
Si tenés más energía a la noche, podés hacer al revés: empezar con bloques de 20 y hacer bloques de 40 cuando cae la noche.
🎯 9. ¡MOVETE!
Estar muchas horas sentadxs nos hace mal.
No te digo que te hagas deportista si no te interesa, pero podés aprovechar tus recreos para caminar un poco, estirar, mover el cuello, etc.
A vos, ¿qué pequeña práctica te cambió la vida?
Contanos 🙂
3 tips para una semana tremenda
El domingo debería ser un día de disfrute y de descanso, pero muchas veces no podemos permitirnos eso porque nuestra cabeza no para de decirnos:
⚡️ “No te relajes, ¡mirá tooooooodo lo que te falta hacer esta semana!” ⚡️ “La semana pasada colgaste un montón de tareas, esta semanita vas a tener que trabajar el doble” ⚡️ “Preparate, te espera una semana salida del mismísimo infierno”
Vamos a quedarnos con la última frase. La clave para encarar una semana tremenda es justamente PREPARARSE. Preparar viene de la palabra praeparare del latín.
Prae significa antes y parare significa disponer o dejar listo.
Sé que es muy difícil, pero hay que tratar de evitar la preocupación (ese temor a que las cosas nos salgan mal) y enfocarnos más en PREPARARNOS 💁♀️
Cuando se nos avecina un día o una semana compleja, tenemos que hacer como hacía Riquelme: frenar la pelota y pensar la jugada. Esto implica poner todas las tareas sobre la mesa y encontrar la mejor forma de priorizarlas.
Acá abajo te dejo 3 tips que te pueden servir para organizar una semana (o un mes, o un día) complicado:
👉 0. Hacé la lista de tareas
El paso cero es volcar absolutamente todas tus tareas en una lista. Agarrá una hoja en blanco y anotá todas las tareas o preocupaciones que tengas en la mente. Es un momento de pura descarga; escribí así nomás.
👉 1. El SAPO primero
Ya tenés tu lista de tareas… Ahora tenés que pensar: ¿cuál es la que ocupa más espacio en mi mente, la que más me preocupa y no me deja pensar en otra cosa?
El sapo es una metáfora que representa una tarea muy importante pero que te cuesta mucho encarar. Se trata de una tarea molesta, esa que no te permite concentrarte en nada porque no deja de dar vueltas en tu cabeza.
⭐️ Lo ideal sería que empieces la semana sacándote esta tarea de encima ⭐️
Eso te va a permitir tener la mente más descargada y relajada. Además, te va a hacer entrar en ritmo y te vas a sentir con más capacidad de resolución.
👉 2. Regla 1 – 3 – 5
Cuidado, no pretendas cumplir todas las tareas grandes y difíciles en el mismo día. Corrés riesgo de quemarte o de frustrarte.
Lo ideal sería buscar un equilibrio y de esto se trata esta regla. Lo primero que tenés que hacer es agarrar tu lista de tareas y anotar al lado de cada una si la tarea es pequeña, mediana o grande.
Una vez que terminás de elegir la categoría de cada tarea, vas a elegir hacer:
✨ 1 grande por día (esa que tenés que hacer sí o sí) ✨ 3 medianas (tareas importantes pero menos urgentes) y ✨ 5 pequeñas (estas son las primeras que hay que sacrificar si surge un imprevisto)
Tomate esta regla de forma ilustrativa. Tranquilamente podría ser 1 tarea grande por día, 2 medianas y 3 pequeñas. Lo importante es equilibrarlas y no acumular un montón de pequeñas tareas.
Tratá de no agendarte demasiadas tareas por día, sé lo más realista que puedas. Lo importante es avanzar sin prisa pero sin pausa 😎
👉 3. Asignales fecha y horario (de inicio y de cierre)
No hace falta que lo hagas con todas las tareas, pero es probable que te sirva mucho para las tareas pesadas.
El problema de las grandes tareas es que a veces nos ponemos perfeccionistas y perdemos horas y horas con la misma actividad. Por eso es muy útil proponerse:
“Voy a dedicarle 2 horas a esta tarea, el martes de 15 a 17hs”. Esa simple consigna te mentaliza a aprovechar el tiempo; es parecido a cuando tenés un examen y en 2 horas tenés que sacar lo mejor de vos.
Mientras más caótica sea tu semana, más te va a convenir asignarle horario a las actividades. Es la mejor forma de garantizar que le prestes atención a todo lo que necesitás.
Para esto podés utilizar la técnica Time Blocking que es muy parecida a la grilla de asignaturas que usabas en la escuela. Simplemente tenés que anotar a qué hora empieza y termina cada actividad.
✨ Si te gusta el papel, podés descargarte gratis nuestra grilla para hacerlo a mano .
✨ Si preferís lo digital, podés usar Google Calendar. Ahí vas a poder organizar toda la semana en distintos bloques y, además, activar recordatorios para que la chicharra te avise cuándo empieza cada actividad.
Para cerrar, recordemos:
🎯 Elegir qué tarea hacer en cada momento es igual de importante que hacerla “bien”.
A eso apuntan estas técnicas que te mostré. Muchas veces perdemos mucho tiempo y energía en tareas que no nos acercan a lo que necesitamos.
Y si estás teniendo una semana complicada: no te castigues. Si tenés claras tus prioridades, podés limitarte a cumplir solo las más importantes y postergar las demás.
¿Qué te parecieron las técnicas? ¿Tenés algún truco personal para encarar una semana tremenda?
La razón por la que no avanzas con tus tareas
Seguramente, alguna vez te encontraste diciendo algo así:
“No tengo tiempo para nada”
“Terminé el día con más mails sin leer que cuando empecé”
“No me entran en el día todas las tareas que tengo o me gustaría hacer”
Frente a esto, lo más común es pensar que el problema está en la productividad; que todo se solucionaría si aprendés trucos de productividad y si te disciplinás.
Pero no. Los problemas de productividad, la mayoría de las veces, son simplemente una consecuencia y no el origen del problema.
Lo que no permite que avances con tus tareas es, en general, la ansiedad y el estrés propias del mundo en el que vivimos.
El estrés y la ansiedad son también mecanismos que se activan frente a lo desconocido. Pero ojo, no todo estrés es malo, es también un mecanismo de defensa. Imaginate que vas caminando por el bosque y ves que unas hojas se mueven sospechosamente. ¿Qué es?, ¿es un animal? Por suerte, el estrés te permite que en esa situación no te pongas a pensar demasiado. Rápidamente vas a huir o atacar. O paralizarte.
“El motivo por el que el estrés se convierte en un problema es que se trata de un mecanismo que está diseñado para actuar de forma puntual, es decir, para activarse ante cualquier situación desconocida que pueda suponer un peligro potencial para luego desactivarse una vez pasado el peligro. Lo que ocurre hoy es que este mecanismo está «activado» prácticamente de forma permanente”
José Miguel Bolivar
Hoy vivimos en una era donde todo, permanentemente, es desconocido y nuevo. Y para nuestro cerebro lo nuevo = potencialmente peligroso (como el ejemplo de las hojas en el bosque).
Hasta un mensaje de whatsapp sin abrir es un factor desconocido: «¿qué dirá el mensaje?» «¿Será algo importante?» «Creo que debería abrirlo».
Para actuar con más resolución y avanzar con tus tareas, hay que lograr relajación. Es la única forma de entrar en un flujo.
“Usted puede entrenarse, como un atleta, para ser más rápido, reaccionar mejor, anticiparse a los acontecimientos y estar activo y más centrado en la gestión del conocimiento. Puede reducir al mínimo los cabos sueltos de todo el espectro de su vida laboral y privada, y conseguir hacer muchas más cosas con menos esfuerzo. No obstante, antes de conseguir todo lo anterior, necesitará habituarse a tener la mente despejada y, como hemos visto, la forma de lograrlo no consiste en administrar el tiempo, la información o las prioridades. Después de todo: usted no administra prioridades, las tiene”
David Allen en “Organizate con eficacia”
¿Entonces? ¿Cómo me relajo? (dentro de lo posible…)
1. Acostumbrate a anotar en un lugar confiable, que sepas que vas a revisar. Confiar siempre en tu memoria es un pésimo hábito organizacional y te consume muchos recursos.
2. No asumas demasiados compromisos, ni con los demás ni con vos mismx. Dejate tiempo y espacio libre en tu agenda.
3. Hacé actividades que te gusten mucho. No las postergues, son igual de importantes que las laborales o las urgentes. Te van a dar energía para todo lo demás.
Ya sabés. No tenés un problema de disciplina. Tenés un problema de época.
Entonces,
¿Cómo vas a intentar relajarte hoy?