Seguramente, alguna vez te encontraste diciendo algo así:
“No tengo tiempo para nada”
“Terminé el día con más mails sin leer que cuando empecé”
“No me entran en el día todas las tareas que tengo o me gustaría hacer”
Frente a esto, lo más común es pensar que el problema está en la productividad; que todo se solucionaría si aprendés trucos de productividad y si te disciplinás.
Pero no. Los problemas de productividad, la mayoría de las veces, son simplemente una consecuencia y no el origen del problema.
Lo que no permite que avances con tus tareas es, en general, la ansiedad y el estrés propias del mundo en el que vivimos.
El estrés y la ansiedad son también mecanismos que se activan frente a lo desconocido. Pero ojo, no todo estrés es malo, es también un mecanismo de defensa. Imaginate que vas caminando por el bosque y ves que unas hojas se mueven sospechosamente. ¿Qué es?, ¿es un animal? Por suerte, el estrés te permite que en esa situación no te pongas a pensar demasiado. Rápidamente vas a huir o atacar. O paralizarte.
“El motivo por el que el estrés se convierte en un problema es que se trata de un mecanismo que está diseñado para actuar de forma puntual, es decir, para activarse ante cualquier situación desconocida que pueda suponer un peligro potencial para luego desactivarse una vez pasado el peligro. Lo que ocurre hoy es que este mecanismo está «activado» prácticamente de forma permanente”  
José Miguel Bolivar
Hoy vivimos en una era donde todo, permanentemente, es desconocido y nuevo. Y para nuestro cerebro lo nuevo = potencialmente peligroso (como el ejemplo de las hojas en el bosque).
Hasta un mensaje de whatsapp sin abrir es un factor desconocido: «¿qué dirá el mensaje?» «¿Será algo importante?» «Creo que debería abrirlo».
Para actuar con más resolución y avanzar con tus tareas, hay que lograr relajación. Es la única forma de entrar en un flujo.
“Usted puede entrenarse, como un atleta, para ser más rápido, reaccionar mejor, anticiparse a los acontecimientos y estar activo y más centrado en la gestión del conocimiento. Puede reducir al mínimo los cabos sueltos de todo el espectro de su vida laboral y privada, y conseguir hacer muchas más cosas con menos esfuerzo. No obstante, antes de conseguir todo lo anterior, necesitará habituarse a tener la mente despejada y, como hemos visto, la forma de lograrlo no consiste en administrar el tiempo, la información o las prioridades. Después de todo: usted no administra prioridades, las tiene”
David Allen en “Organizate con eficacia”
¿Entonces? ¿Cómo me relajo? (dentro de lo posible…)
1. Acostumbrate a anotar en un lugar confiable, que sepas que vas a revisar. Confiar siempre en tu memoria es un pésimo hábito organizacional y te consume muchos recursos.
2. No asumas demasiados compromisos, ni con los demás ni con vos mismx. Dejate tiempo y espacio libre en tu agenda.
3. Hacé actividades que te gusten mucho. No las postergues, son igual de importantes que las laborales o las urgentes. Te van a dar energía para todo lo demás.
Ya sabés. No tenés un problema de disciplina. Tenés un problema de época.
Entonces,
¿Cómo vas a intentar relajarte hoy?
Excelente artículo!
Gracias por compartir sus conocimientos con los demás ❤️
Gracias Ber! Comentarios como el tuyo me dan ganas de seguir escribiendo 🙂